Primavera y Ansiedad: La primavera la sangre altera.


La llegada de la primavera influye en las áreas cerebrales que regulan los estados de ánimo, los procesos de sueño y vigilia, el apetito, la sed… e intervienen en ello el aumento de las horas de sol, los cambios meteorológicos, la polinización de las flores, los aromas, los colores, la sociabilidad… Aunque, si por los refranes populares nos guiáramos, en esta época del año tendríamos referencias ambiguas: ‘la primavera la sangre altera’, ‘las mañanas de abril son buenas para dormir’… por tanto, en primavera, ¿euforia o pereza?

Los neurotransmisores serotonina y melatonina tienen un papel importante en los cambios cerebrales que implican la luminosidad y la oscuridad. Por consiguiente, en primavera, con el incremento de las horas de luz, se elevan los niveles de serotonina, sustancia que induce estados de bienestar, por tanto sería esperable que en primavera, el estado de ánimo en general mejorara, sin embargo, estas variaciones de serotonina no aseguran una consecuente mejora del estado de ánimo en todas las personas, sino que esta influencia varía en función de cada individuo.

La historia de Eros y Psyche ( Del Amor y el Alma)

En las historias mitológicas de la antigua Grecia, Afrodita, era conocida como la diosa de la belleza y del deseo sexual, siendo de entre todas las diosas del Olimpo, por supuesto, la más bella.
Pero hubo un tiempo, donde los reyes de esa nación, osaron proclamar a los cuatro vientos que su hija menor, Psyché, era tan bella que superaba con creces a la mismísima Afrodita. La diosa por supuesto, estaba muy por encima de los comentarios de los humanos y no hizo caso a esa blasfemia, hasta que el pueblo griego y de sus alrededores empezaron a visitar a la princesa, dejando de ir a los templos erigidos en favor de Afrodita.

Ayyy.... aquello si que no podía tolerarlo la diosa, y envió a Eros, su propio hijo, dios del amor, para que hiriera a Psyché con una flecha en el corazón y se enamorara del primer ser mísero y desgraciado que pasara, teniendo así un matrimonio infeliz y desdichado.

El tiempo pasó, y Psyché creció convirtiéndose en una bellísima jovencita que era muy infeliz porque todo el pueblo la adoraba como una diosa, y ningún joven osaba acercarse a ella para proponerle matrimonio. Mientras sus dos hermanas mayores ya estaban casadas y tenían casa propia, ella seguía en el hogar paterno, desdichada y sola.
Viendo la soledad de su hija, el rey empezó a preocuparse y preguntó al oráculo de Apolo que debía hacer con su hija menor. La respuesta fue aterradora, pues este le dijo que debía conducir a la muchacha, vestida de novia hasta la cumbre de una alta montaña, para entregarla a su esposo, quien no sería un hombre mortal, si no un monstruo venenoso. Sus padres obedecieron al oráculo, y entre lloros condujeron a su hija a la montaña, donde la abandonaron a su suerte, sabiendo que estaba siendo castigada por Afrodita.

Embarazada y con ansiedad: los riesgos de la medicación


Cómo tratar la ansiedad en el embarazo.


Durante el embarazo hay una preocupación que se mantiene constante y con más fuerza que cualquier otro pensamiento y es que el bebé nazca sano. Por eso existe un temor generalizado a tener que medicarse durante el embarazo, algo que en muchas ocasiones es inevitable. En el caso de los trastornos de ansiedad, cuando se dan al mismo tiempo que un embarazo, ¿conviene tomar medicación para la ansiedad?

Los trastornos de ansiedad no entienden de circunstancias adecuadas o de momentos oportunos. Lo cierto es que nunca es un buen momento para sufrir un problema de ansiedad, pero si hay un momento especialmente inoportuno, ese es el embarazo. Puede que estés sufriendo de ansiedad desde mucho antes de quedarte embarazada y entonces la duda es si vas a poder mantener tu medicación para la ansiedad.

Autoexigencias. Explorando pensamientos que te hacen daño.

Como ya intuimos,  nosotros somos los únicos responsables de nuestro malestar emocional, es lo que estamos pensando en ese momento, nuestro diálogo interno, el único responsable de nuestras emociones.
También sabemos que  en muchas ocasiones que cuando tenemos emociones que nos bloquean es debido a que en nuestro diálogo interno tenemos algunas exigencias, exigencias que estaría bien explorar y cuestionar puesto que son del todo irracionales.

En que se diferencian un pensamiento racional de uno irracional:

Los pensamientos y creencias son racionales cuando:

Son lógicos y consistentes con la realidad (sin distorsionar ni exagerar). Son relativos (no decimos "debe ser" "quiero esto" sino "desearía, preferiría"), esto producen emociones moderadas, y sirven para conseguir metas y objetivos.

Son irracionales cuando:

Son ilógicos y no consistentes con la realidad (distorsionan y exageran), son inflexibles (son expresados en términos de necesidad o exigencias) esto producen emociones intensas, y no sirven para conseguir metas y objetivos.

Para identificar nuestras exigencias va muy bien el siguiente esquema: Todas las exigencias, todas las creencias irracionales las podemos clasificar en tres grupos:

- Debo hacer las cosas bien: No debo fallar. Debo hacerlo todo bien… Es la exigencia del éxito.

- Los demás deben tratarme como yo quiero: Los demás me deben tratar bien. Debo ser aceptado por la gente. Debo ser amado…Es la exigencia de la aprobación.

- Las cosas en la vida me deben ir bien: Las cosas tienen que ser fáciles y no me tienen que incomodar… Es la exigencia de la comodidad.

Nuestras emociones no las tenemos que cuestionar, son las que son y hay que aceptarlas, eso sí, hay emociones sanas e insanas. Lo que sí que tenemos que aprender a cuestionar son nuestros pensamientos. Decimos que hay emociones insanas porque nos bloquean y, hacen que nos boicoteemos nosotros mismos nuestros propios objetivos. El enfado, los nervios, la tristeza son emociones sanas, la rabia, la ira, la depresión o la ansiedad son insanas.
Por tanto, cuando experimentemos una emoción insana vamos a pararnos y vamos a hacer el esfuerzo de ver que es lo que estamos pensando en ese momento y en cuál de estos tres grupos de exigencias/creencias irracionales que hemos dicho antes, estamos.

Nuestras exigencias las tenemos que transformar en preferencias y las emociones entonces nos acompañaran.

He aquí algunos ejemplos:

1.- No puedo tolerar la idea de estar solo: Ninguna persona saludable ha sufrido algún daño físico por estar sol@, estar sol@ puede ser frustrarte e indeseable pero puede soportarse.

2.- Necesito amor para ser feliz: El amor no es indispensable para vivir, podemos disfrutar razonablemente de la vida y ser felices sin él.

3.- Que terrible es que las personas me rechacen: No es algo agradable que nos rechacen y en algún momento puede hacernos sentir incómodos, pero a la final es algo que se supera fácilmente.

Otro esquema importante a tener en cuenta es el siguiente: Cuando tenemos exigencias sean del grupo que sean también podemos ir un poco más allá y plantearnos lo siguiente: Cuando tenemos una creencia irracional, una exigencia ¿qué pensamos, qué nos decimos a nosotros mismos si no se cumple esa exigencia?

Podemos hacer igualmente tres grupos:

- Si no se cumple mi exigencia me condeno o condeno a los demás: “Soy un inútil” o “los demás son inútiles”. Importante trabajar entonces la autoaceptación incondicional de uno mismo y de los demás. Aquí como sentimiento suele aparecer la culpa que no es más que rabia sobre uno mismo o bien la rabia hacia los demás, la condena a los demás.

- Si no se cumple mi exigencia “NO puedo soportarlo”. Es la baja tolerancia a la frustración. No es verdad, porque si no pudiéramos soportarlo nos moriríamos y eso no suele ocurrir, ¿verdad? Cuando tenemos una baja tolerancia a la frustración es muy frecuente que como conductas pospongamos o evitemos situaciones y como emociones suelen aparecer la ira y la culpa.

- Si no se cumple mi exigencia “ES TERRIBLE”. Pero seguro que hay cosas más terribles que las nuestras…

A veces tenemos exigencias de los diferentes grupos y también si no se cumplen esas exigencias podemos decirnos a nosotros mismos más de una cosa: Condenarnos a nosotros mismos, catastrofizar, decirnos que no podemos soportarlo… es decir que a veces tenemos cosas de todos los grupos que hemos explicado.

En el caso de la ansiedad por ejemplo podemos tener ansiedad por tener a la vez la exigencia del éxito y de la aprobación: Debo ser perfecto y competente para conseguir la aprobación de los demás. Es la ansiedad del ego.
O bien podemos tener más ansiedad situacional: Más ligada con la exigencia de la comodidad: Las cosas deben ser fáciles porque si no, no lo puedo soportar.
O tener los dos tipos de ansiedades. Todo depende de las exigencias que tengamos cada uno y de nuestra rigidez.

Conclusión, ante una emoción insana, aprender a pararnos y descubrir nuestra exigencia y las consecuencias que tiene para nosotros el que no se cumpla esa exigencia. Pensar en estos grupos de los que hemos hablado, porque nos será más fácil identificar nuestras rigideces. A partir de identificar nuestro problemilla, transformar esas exigencias en preferencias a partir de argumentos lógicos que poco a poco estamos aprendiendo y valorar y analizar, las consecuencias que tienen para nosotros el que no se cumplan esas exigencias pero de manera realista.



Pensamientos negativos. Cómo cambiarlos o eliminarlos.




Tu pensamiento es como un filtro que usas para interpretar y dar significado a todo lo que te sucede, y esas interpretaciones de tu realidad ejercerán una influencia muy importante en tus emociones, haciendo que te sientas de un modo u otro.
Es decir, es tu pensamiento el que determina si, tras un determinado acontecimiento, sentirás una ira intensa y descontrolada o, por el contrario, sentirás simplemente malestar o un enfado moderado y controlable.
Cambiar los pensamientos negativos no significa sacar de tu mente todo lo malo para pensar en rosa en todo momento. Ni tampoco significa pretender convertir la depresión en felicidad o la ira en amor. Si tienes motivos para estar triste, para estar enfadado, para estar nervioso, debes sentir esas emociones y no pretender usar tu pensamiento para hacerlas desaparecer y sustituirlas falsamente por las opuestas, porque eso no es más que un autoengaño que al final te pasará factura (seguramente, en forma de síntomas físicos).
Pero sí puedes usar tu pensamiento para modular la intensidad de tus emociones. Es decir, en vez de sentir esa ansiedad tan intensa cuando tienes que hacer algo que temes, puedes pasar a sentir tan solo cierta incomodidad o nerviosismo; en vez de sentir una ira que te empuja a gritar y discutir, puedes sentir un enfado más sano y menos intenso, que te permita mantener el control y hablar de lo sucedido con calma; en vez de hundirte en una profunda tristeza que hace que no quieras levantarte de la cama nunca más, puedes sentir una tristeza moderada que no te bloquee sino que te ayude a ver con claridad qué es lo que no marcha bien en tu vida y buscar soluciones.
Sentir emociones negativas es normal y no debemos pretender hacer que desaparezcan, pero cuando esas emociones negativas son demasiado intensas y hacen que perdamos el control, bloquean nuestro pensamiento y comportamiento y hacen que nos quedemos en blanco, entonces significa que estamos usando mal nuestro pensamiento.
Cuando usas un pensamiento lógico, racional y constructivo, tus emociones, aunque sean negativas, serán sanas y adecuadas en vez de ser extremas y descontroladas. De ahí la importancia de saber usar correctamente nuestra mente, sin cometer errores de pensamiento, como conclusiones precipitadas, maximizar, personalización, etc.

10 Reflexiones para enfrentar la manía de querer tener todo bajo control.





 ¿Eres de las personas que constantemente busca tener todo bajo control?
Existe un beneficio que ganas por este comportamiento, pero también existe un alto precio que estás pagando por esta “manía”.
 

¿Te observas siendo muy detallista?
¿Te consideras una persona demasiado perfeccionista?
¿Te gusta tomar siempre las decisiones?
¿Te cuesta escuchar?
¿Te enojas con facilidad?
¿Te incordia escuchar ideas de otros que no se condicen con las tuyas?
¿Te observas criticando a otras personas o entidades externas?
¿Te “gusta” tener el control de todo?

La costumbre de “tener todo bajo control” puede que te brinde un beneficio aparente, que es el pensar que al tener todo bajo control, estas controlando no cometer errores, que todo esté en “su sitio”. Te afectaría sobremanera la posibilidad de equivocarte y/o de que los resultados no salgan como tú esperas, con todas las consecuencias que ello implica. Podemos decir que uno de los lados ocultos de esta conducta de tener todo bajo control es la inseguridad.

Planificar, prepararse, estar “en tema”, encargarse con responsabilidad de los asuntos, ser precavidos; resultan acciones positivas si se traducen en una conducta que apoya el logro de tus propósitos y tu diario vivir. Pero cuando el querer tener todo bajo control se convierte en una “manía”, pagas un alto precio…

- ser intolerante a las fallas y errores que pudieran surgir,
- vives pensando en el resultado y no disfrutas del proceso,
- no te dejas llevar por el fluir natural de la vida,
- puedes llegar a distanciarte de amistades y seres queridos por tu exigencia y demanda desmedida,
- te sientes frustrado,
- vives en la preocupación,
- te sientes tenso, contracturado,
- te sientes ansioso,
- sientes resentimiento por si algo ocurre que no se encontraba en tus planes o por si alguien expresa o hace “cosas” que no se encontraban en tu visión de cómo las cosas “tendrían” que ser o hacerse, te enfermas,  etc.

La Meditación



LA MEDITACIÓN

Un equipo de psiquiatras liderado por el Hospital General de Massachusetts, que ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.
Meditar es experimentar el alivio del desasosiego y de la cháchara constante de la mente para sentir el silencio y la paz interior. Hay muchas maneras de lograr esto que expondré más adelante con las que podremos experimentar para ver cual se adecua a nosotros mismos.
En realidad, "la mente" como entidad no existe. Si observamos, sólo existe una sucesión de pensamientos que es más o menos automática. Estos pensamientos surgen como burbujas salidas de ninguna parte. Algunos nos resultan agradables, otros desagradables y otros neutrales en contenido de sentimiento. A veces suelen desaparecer casi de inmediato, otras veces insisten en perdurar en nuestra conciencia, clamando por nuestra atención o acción, de manera obsesionante o persecutoria. Puesto que el sentimiento sigue al pensamiento, puede hacernos sentir cualquier cosa, desde feliz, satisfecho/a o eufórico/a, a deprimido/a desesperado/a o paranoico/a.
El objetivo principal de la meditación es concentrarte y poco a poco relajar tu mente hasta liberar tu conciencia. Según vayas progresando, notarás que puedes meditar en cualquier sitio y en cualquier momento, logrando la paz interior a pesar de lo que esté pasando a tu alrededor.

La respiración abdominal.

Respirar correctamente es una fuente de salud, que fortalece el cuerpo y la mente.

Vamos a dedicar un tiempo para nosotros mismos y desarrollar una de las habilidades que podemos utilizar para relajarnos. Poder controlar el exceso de estrés nos ayudará en el largo plazo, sintiéndonos más tranquilos, contentos y más conscientes para disfrutar de una mejor calidad de vida. Si respiramos superficialmente el organismo recibe menos oxígeno, de ahí la importancia de aprender estos ejercicios, ya que mejorarán el funcionamiento de los sistemas respiratorio y circulatorio.

Los efectos de los ejercicios de respiración sobre el organismo son inmediatos, naturales y fáciles de aprender.

En esta ocasión aprenderemos la técnica de RESPIRACIÓN ABDOMINAL O DIAFRAGMÁTICA