Síntomas de los Ataques de Pánico
Los ataques de pánico son la manifestación del mecanismo de defensa de nuestros cuerpos – la respuesta de lucha o huida. Para comprender los síntomas de los ataques de pánico, necesitamos ver más de cerca lo que sucede en nuestros cuerpos cuando esta respuesta es activada.
Tan pronto como una “amenaza” severa es percibida, nuestro sistema nervioso se pone en su “modo de emergencia”. Se libera adrenalina a chorros, y se acelera la respiración. Se eleva la presión sanguínea y la misma sangre fluye desde nuestro estómago y los demás órganos hacia aquellos músculos que más necesitaremos (como los brazos y las piernas), preparándonos para el esfuerzo ya sea de luchar o de huir tan rápido como nos sea posible.
Esto es extraordinariamente útil si te hallas en una situación de vida o muerte. El problema está en que para algunas personas este proceso puede sencillamente ser activado en la fila del supermercado, al volar en avión, o cuando deben hablar en público. En estos casos, la respuesta de lucha o huida no es apropiada ni necesaria, pero estos cambios a nivel físico siguen apareciendo. Esto puede llevar a todo un amplio espectro de síntomas desagradables, a menudo incluyendo también los siguientes:
- Un percato intenso de los latidos del corazón acelerándose, descritos como una sensación punzante que puede ser sentida o “escuchada” en los oídos.
- Palpitaciones.
- Presión o incomodidad en el pecho.
- Transpiración repentina a menudo que el metabolismo de tu cuerpo aumenta.
- Temblores.
- Boca seca.
- Adormecimiento u hormigueo en las extremidades.
- Náusea y/o necesidad de ir al excusado, causada por el flujo sanguíneo que escapa de tu sistema digestivo.
- Falta de aliento o sensación de “sofocación”.
- Pérdida del color de la piel
- Escalofríos o calores
- Dilatación de las pupilas
- Pérdida de la audición
- Pérdida de la visión periférica
- Mareos
- Sensación de perder el control y/o de tener un destino incierto.
- Sentirse fuera de la realidad.
- Despersonalización – sensación de estar fuera de tu propio cuerpo y de que no existes.
Las secuelas de un ataque de pánico pueden dejarte sintiéndote física y mentalmente agotado por la experiencia. Algunos síntomas, tales como la sensación de irrealidad o de que tu cabeza está llena de aire (como un mareo) pueden persistir por bastante tiempo luego de haber terminado el ataque.
Los ataques de pánico pueden ser en verdad terroríficos. Los ataques de pánico pueden desorientarte. En determinadas circunstancias, ¡los ataques de pánico pueden incluso ser terriblemente embarazosos! Pero más allá de esto, lo más importante a recordar es que estos son esencialmente inofensivos. ¡Nadie ha muerto como resultado directo de haber tenido uno! Asegúrate de recordar esto la próxima vez que sientas que se avecina un ataque. Háblate a ti mismo. Reconfórtate sabiendo que no estás en peligro, y que la sensación que tienes pronto pasará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿te ha gustado esta entrada? ¿tienes sugerencias?
Déjame aquí tu comentario.